¿Cuál es el alimento que más necesita el cuerpo?
Seguro que ya lo saben. Se trata del agua, el agua limpia y vital. Muchas dietas recomiendan beber tanta agua como sea posible para bajar de peso con éxito. Pero ¿qué hay de verdad en la afirmación de que una gran cantidad de agua puede adelgazar y ayuda a perder peso?
Independientemente de si desea aumentar de peso, perder peso o reafirmar la piel: el agua es la forma más económica, fácil y eficaz de tener un aspecto más joven y estar más delgado a cualquier edad.
Si bebe medio litro de agua 15 minutos antes de cada comida, comerá menos alimentos sólidos y quemará más calorías. Fueron investigadores del Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia (EE. UU.) los que demostraron por primera vez que beber agua antes de las comidas conduce a una menor ingesta de calorías. Además, aumenta el consumo de energía en las personas que tienen sobrepeso. Las personas que tienen un peso normal se benefician aún más de este efecto, por lo que beber agua antes de comer puede ser incluso una medida importante para prevenir el aumento de peso.
El agua activa nuestro metabolismo. Si inicia su “dieta de agua” con dos litros de agua al día, quemará 100 kilocalorías solo para absorber esta cantidad de líquido, sin haber hecho ni un sólo movimiento adicional. ¿Qué otra dieta puede afirmar esto?. El agua estimula el metabolismo lipídico. No se necesitan caras preparaciones desintoxicantes para estimular el metabolismo lipídico, aumentar el consumo de energía y purificar el cuerpo. Beber suficiente agua todos los días es una de las maneras más fáciles y efectivas de perder peso. Lo que sí se necesita es la disciplina y la voluntad de continuar bebiendo agua.
Por lo tanto, si desea deshacerse del exceso de peso, debe concienciarse de su comportamiento respecto al consumo de líquidos. Existen varios hechos comprobados en relación con la ingesta de agua y la pérdida de peso:
• Un cuerpo deshidratado casi siempre interpreta la señal de sed como hambre. De ahí que, en lugar de beber lo suficiente en el momento oportuno, nos ponemos inmediatamente a comer.
• Incluso una leve carencia de líquido ya reduce el rendimiento físico y mental. Un rendimiento menor significa menos trabajo, menos ejercicio y, por consiguiente, menos calorías quemadas.
• Si la deshidratación se prolonga en el tiempo, se reduce el metabolismo para ahorrar agua y energía. Como consecuencia, el hígado almacena una mayor cantidad de grasas, que no puede procesar.
• La deshidratación significa estrés para el cuerpo. Se liberan mayores cantidades de insulina y cortisol, lo que a su vez aumenta el almacenamiento de grasa en el tejido.
• Quien quiera perder peso debería prescindir de las grasas baratas, pero sin olvidarse de consumir aceites saludables, ya que sin ellos tampoco es posible perder peso tan fácilmente.
•La deshidratación, generalmente, tiene una gran influencia en la digestión y puede causar estreñimiento. Aunque el estreñimiento no conduce directamente al aumento de peso, sí favorece una serie de otros cambios químicos en el sistema digestivo que dificultan la pérdida de peso.
• ¿Bebe con la comida? Si desea perder peso, debería dejar de hacerlo de inmediato. Beber cualquier tipo de bebida o agua junto con las comidas diluye los jugos digestivos y ralentiza la digestión. El resultado es una mayor sensación de cansancio. Y la comida permanece más tiempo en el cuerpo.
Por lo tanto, con el consumo de agua no sólo se trata de promover la pérdida de peso, sino también de eliminar los obstáculos que se interponen en el camino de la pérdida de peso debido a la ingesta insuficiente de líquidos.
La cantidad que debe beber depende de su peso corporal: por cada kilo corporal debe beber entre 35 y 40 ml de agua. De aquí se obtiene la cantidad diaria de líquido en litros. Sin embargo, sus necesidades de líquido pueden aumentar si suda mucho, por ejemplo, durante sesiones de entrenamiento. Como norma general: añada aproximadamente medio litro de agua por hora de entrenamiento intensivo a su ingesta diaria.
• El agua estimula de forma óptima el metabolismo, lo que a su vez estimula muchas otras funciones corporales.
• Beber agua en lugar de zumos de frutas y refrescos automáticamente ahorra calorías.
• Beber un vaso de agua carbonatada por la mañana en ayunas estimula la digestión. Por lo demás, las bebidas carbonatadas, generalmente, no son recomendables, ya que la sangre necesita mucha energía para volver a eliminar el dióxido de carbono del organismo. Esa es la razón por la que las bebidas carbonatadas provocan cansancio en todo el organismo.
• Las personas que están muy ocupadas o que son olvidadizas deberían tener preparada la cantidad necesaria de agua en un lugar bien visible.
• Beba siempre antes de que empiece a tener sed, antes de que partes del organismo ya estén deshidratadas, esto hará que orine más a menudo.
• Como alternativa saludable también es posible añadir al agua limón, un poco de jugo de pepino recién exprimido o un poco de jugo de aloe, también se pueden preparar tés de hierbas o agua caliente con jengibre fresco. De este modo será más apetecible y le ayudará a beber más.
Para reducir las calorías contenidas en los zumos comprados, lo mejor es diluirlos con agua mineral u ocasionalmente también con agua carbonatada para convertirlo en una gaseosa.
Aunque no le atraiga nada el siguiente consejo: si desea cuidar su figura y vivir de forma saludable, debería evitar las limonadas, los refrescos, la cerveza, el alcohol y bebidas similares. También debería mantenerse alejado de las bebidas destinadas a quitar la sed. El té helado y muchos de los zumos de frutas contienen demasiado azúcar. Y si no es azúcar, en la gran mayoría es Aspartam, lo cual es aún peor.
Los refrescos sin alcohol suelen tener un alto contenido energético. Este azúcar se absorbe de forma especialmente rápida, el cuerpo recibe un impulso de energía y su actividad aumenta rápidamente. Sin embargo, la desventaja es que este estado de actividad desaparece tan rápidamente como llegó, y en ocasiones hasta mucho más rápido.
El nivel de azúcar en sangre baja rápidamente. Como resultado, además de bajar el rendimiento debido al repentino cansancio, también aumenta drásticamente la ansiedad por comer. Asimismo, el café, el té negro y las bebidas alcohólicas son lo que se podría llamar “ladrones de líquido“. Pueden contribuir a eliminar más líquidos del cuerpo, tener un efecto diurético y empeorar el equilibrio de la ingesta de líquidos.
La calidad del agua también juega un papel decisivo en el efecto desintoxicante del agua potable. En contraposición a la opinión predominante, no es el agua destilada o el agua de ósmosis lo que nuestro cuerpo necesita para desintoxicarse. Es correcto que el agua potable debe filtrarse. Pero el agua destilada ya no contiene energía vital, ya no contiene minerales.
Cuando ingerimos agua destilada, esta primero absorberá minerales vitales de nuestro cuerpo antes de poder ser capaz de descomponer las toxinas. Del mismo modo que lo ha hecho desde el comienzo de los tiempos, el agua se filtra con suavidad, pero en profundidad, a través de las capas carbonatadas libres de toxinas de la tierra. Hoy en día, el mismo proceso es llevado a cabo por filtros de agua con carbón activo puro. El carbón activo no contaminado a base de cáscara de coco cuenta con un gran número de poros muy finos y con los iones negativos necesarios para retener todas las toxinas posibles. Con este tipo de filtro de agua, el agua alcanza su equilibrio biológico ideal para eliminar las toxinas de nuestro cuerpo.
La tendencia es clara y ha sido investigada en múltiples ocasiones: el consumo de agua ayuda a perder peso. No es un único “hipermecanismo” el que hace que el agua ayude a que los kilos se pierdan con mayor facilidad, son más bien muchos pequeños procesos que el agua sin contaminantes, limpia y vital provoca en nuestro cuerpo los que hacen que perder peso resulte más fácil.
Manténgase fuerte y le sorprenderá el efecto. Todo es posible si realmente lo desea. Lo único que queda por hacer es ¡empezar!
Marion Kuprat