Los métodos actuales de distribución y de tratamiento del agua son devastadores para nuestra agua
Esta pierde toda su vitalidad. Cuando escuchamos una afirmación de este tipo, generalmente ya no le damos mucha importancia. Este hecho se ha convertido en algo cotidiano para nosotros. Ya no nos preocupa porque la abundancia de toxinas es cada vez más importante. El objetivo de los tratamientos químicos del agua del grifo es esterilizarla y liberarla de todos los microorganismos nocivos y de las bacterias patógenas.
Sin embargo, lo más inquietante de esta medida es que también desinfecta nuestra sangre (compuesta de un 90% de agua) y con ello también destruye a muchos de los microorganismos que precisamente fortalecen el sistema inmunológico en nuestro cuerpo, lo que lo debilita seriamente si ingerimos esta agua muerta durante mucho tiempo. Esto interfiere hasta tal punto en el sistema inmunológico que, en caso de emergencia, ya no es capaz de defenderse de los virus, bacterias o células cancerosas. Cuando bebemos agua clorada, también estamos esterilizando nuestra sangre.
El agua se ha convertido en un producto artificial debido a la incalculable cantidad de toxinas químicas y aditivos que contiene, así como a las interacciones entre ellos. A pesar de ello, la ciencia pasa por alto el hecho de que el agua, como portador de la vida, también debe estar viva y que debemos preservar esta condición si queremos que sea capaz de cumplir las tareas que le han sido asignadas por la naturaleza.
NINGÚN agua, que llegue hasta nosotros a través de las tuberías de agua o que nos es ofrecida en botellas de plástico en el supermercado, cumple con estos criterios. Pero todo nuestro metabolismo se basa en un agua viva. El ser humano proviene de un agua viva y ha sido capaz de desarrollarse durante nueve meses en el agua viva.
Los distintos niveles del agua
Las distintas sustancias contenidas en el agua no solo tienen diferentes composiciones, también hay distintas sustancias químicas y distintas estructuras espaciales y patrones de movimiento. Por un lado, están las sustancias medibles y, por otro, es posible detectar una dinámica, que aunque no es visible bajo el microscopio, sí es posible medir sus efectos.
El agua absorbe las frecuencias de las sustancias con las que entra en contacto, estas frecuencias impregnan el agua con energías de diferente intensidad que, a su vez, irradian energía en forma de complejos patrones de frecuencia. Estas son responsables del respectivo estado energético del agua.
Cuando se emiten muchas corrientes destructivas y tóxicas debido a los contenidos tóxicos en el agua, la influencia de estas frecuencias tóxicas puede resultar muy perturbadora y caótica, y alterar la dinámica favorable para la vida del agua. A pesar de que las frecuencias favorables para la vida son muy fuertes, con el tiempo estas pueden llegar a ser disueltas completamente debido a un exceso de influencias tóxicas. Del mismo modo que el agua puede perder toda su vitalidad, pero también tiene la habilidad única de poder volver a regenerarse mediante ciertas influencias cósmicas. Esto no es posible con ninguna otra sustancia en nuestra biosfera.
El nivel de frecuencia del agua
La energía del agua depende de las propiedades eléctricas y magnéticas de las estructuras que emiten las sustancias en el agua. Se trata de sutiles campos eléctricos y magnéticos que pueden reordenarse en cualquier momento y alinearse una y otra vez debido a nuevas influencias. Esta es la información. La durabilidad de estas muchas influencias y frecuencias —que son muy débiles consideradas individualmente y que pueden ser positivas o negativas— dependerá de la estructura básica del agua. Si la estructura básica del agua está purificada y cargada energéticamente debido a la intensa fuerza de succión del remolineado, entonces será fuerte y liberará mucha energía.
Esta importante energía básica de remolineados centripetales es fundamental para la fuerza vital del agua y se multiplica gracias a numerosas frecuencias complementarias análogas de otros métodos de vitalización; sea de la energía procedente de piedras preciosas o de formas de la geometría sagrada, de imágenes o incluso de palabras y pensamientos positivos que actúan sobre el agua. Sin un intenso remolineado, estas frecuencias por sí solas serían demasiado débiles porque pertenecen a un nivel de información diferente. En cambio, si estas mismas frecuencias se unen a la fuerte dinámica del agua remolineada, la enriquecen formando estructuras de información estables. Unos pocos sorbos de esta agua vitalizada ya son capaces de fortalecer los fluidos corporales.
Así mismo, las estructuras perturbadoras también tienen influencia en el agua. Aunque su influencia realmente solo se ha acentuado debido al gran número de toxinas que existen en la actualidad. Porque en el fondo son bastante débiles. Pero esa es exactamente la situación con la que vivimos actualmente. Esta es precisamente el agua que compramos en CADA UNA de las botellas de plástico y que sale de nuestras tuberías de agua.
Ottmar Grober, un ingeniero hidráulico austriaco comenta a este respecto: «El vórtice dirigido hacia el interior descubierto por Viktor Schauberger cumple una función decisiva: libera al agua de las corrientes patógenas gracias a la fuerza más potente que existe en la naturaleza, la succión producida por la velocidad extrema en el interior del vórtice».
El vórtice, la forma de energía primaria
Los remolinos dirigidos hacia el interior en realidad constan de una serie de fracciones que fluyen de forma independiente y que, como movidas por una mano invisible, se mueven a diferentes velocidades hacia el centro, cada vez a mayor velocidad, y que son succionadas hacia el fondo. Las moléculas de un nivel de velocidad cambian de golpe al siguiente nivel de velocidad más rápido. Las estructuras de clústeres no resisten la diferencia de presión, las complejas estructuras moleculares se descomponen en otras más pequeñas y comienzan a liberar fuerzas enormes. Las estructuras tóxicas de cadena larga pueden descomponerse en estructuras moleculares más pequeñas menos tóxicas o no tóxicas. Los remolinos intensos también pueden disolver el campo de información de una sustancia tóxica todavía presente y convertirla en biológicamente ineficaz. Las sustancias nocivas no oscilan en una frecuencia que es favorable para la vida y se disuelven. Solamente cuando la toxina material permanece en el agua, su fuerza puede volver a aumentar gradualmente.
Todo el cosmos parece moverse en forma de vórtices, desde lo más pequeño hasta lo más grande: ya se trate de las nebulosas espirales de las galaxias en el universo, los huracanes, el crecimiento de las plantas, la forma de los cuernos de los animales o las estructuras de las proteínas y el ADN. En todas partes podemos encontrar la forma del vórtice como un principio fundamental. Cada planta, cada animal, cada ser humano y el agua absorben las energías vitales en forma de vórtice. A diferencia de la fuerza constructiva de la implosión, lógicamente, también existe la fuerza degenerativa de la explosión, es decir, los vórtices centrífugos. La naturaleza utiliza esta forma de movimiento para disolver la materia consumida.
En la naturaleza, el agua y el aire se liberan de los contaminantes, los gases de putrefacción y las estructuras de información mediante los procesos vorticiales. Cada río irregular discurre a través del paisaje en líneas serpentinas formando infinitos remolinos de agua pequeños y grandes. Por otro lado, los remolinos aportan carga eléctrica y una gran cantidad de energía al agua y a las partículas coloidalmente cargadas en el agua. La forma de movimiento natural del remolino hace que el agua se renueve constantemente. Estos vórtices son fractales ordenados del flujo natural de energía cósmica en la que está envuelta la tierra.
La energía y la información del agua
Cada vibración electromagnética es una información diferente. La filtración puede eliminar las sustancias materiales (incluyendo los contaminantes) del agua. Sin embargo, las estructuras espaciales (informaciones) que se han formado debido a estas sustancias permanecen intactas y continúan actuando sobre nosotros, incluso aunque que la sustancia ya no esté presente.
Este también es el principio de la homeopatía: la solución de una sustancia activa se diluye hasta que prácticamente no quedan moléculas materiales presentes o detectables. Sin embargo, la idea de la sustancia permanece estable en el líquido en forma de información.
De este modo sorprendente se confirma lo que los maestros espirituales llevan diciendo desde hace muchísimo tiempo: cuanto más fuerte sea el efecto de una solución, menor cantidad de sustancia base contiene. Por lo tanto, esto significa que la idea o la mente es la que forma a la materia, y no al revés.
Esta conclusión también es sugerida por las nuevas investigaciones sobre el agua que se están llevando a cabo desde hace algunos años en el Instituto de Estática y Dinámica de la Construcción Espacial en la Universidad Técnica de Stuttgart bajo la dirección del Prof. Dr. Bernd Kröplin. A estas conclusiones también llegó el premio Nobel francés Luc Antoine Montagnier.
El equipo de investigación liderado por el Dr. Gerald Pollak, catedrático americano de la Universidad de Washington, recientemente incluso identificó un cuarto estado físico del agua, que no solo podría explicar las anomalías químicas sino también el efecto del agua energizada. Además del estado sólido, líquido y gaseoso, también fue posible comprobar de forma concluyente la presencia de estructuras mediante el remolineado. Hasta ahora, no había sido posible encontrar suficientes fundamentos científicos que lo corroboraran, lo que hacía difícil poder evaluar los diferentes procedimientos.
Tecnología
El ingeniero Peter Gross llevó a la práctica las teorías del descubridor austríaco Viktor Schauberger de manera consecuente hace ya casi treinta años. Desde el principio, se apoyó en la fuerza centrípeta del vórtice para el desarrollo de su Vitalizador GIE. Haciendo honor al eslogan «cuanto más mejor», incorporó en su técnica una docena de secciones en forma de vórtice, que remolinean el agua del grifo a la derecha y a la izquierda. Gracias a sus propias investigaciones y a la estrecha colaboración con otros físicos de renombre, en los años siguientes se añadieron nuevos mecanismos de acción. Alrededor de los tubos vorticiales conductores del agua se construyeron cámaras de información externas y en el interior la denominada energía de punto cero.
Un efecto especial para el agua GIE es la construcción del generador de Kelvin en el interior del activador. Esta construcción se ha mantenido inalterada desde el año 2002 y ya ha sido descrita por otros fabricantes como el «efecto GIE» que actúa sobre el agua. También se han intentado utilizar cámaras de remolineado de producción industrial en las tuberías de agua de aparatos de mayor tamaño. No obstante, este método de producción se ha abandonado, ya que los tubos torneados semi industrialmente han demostrado ser mucho más eficaces. Los herederos intelectuales de Peter Gross han fabricado otros dos dispositivos. Pero el activador GIE original según Peter Gross todavía se fabrica y se sigue comercializando.
En 1984, el Dr. Carlo Rubbia, físico atómico italiano, miembro honorífico de la Academia Nazionale delle Scienze, fue galardonado con el premio Nobel por el descubrimiento de una constante natural que se puede calcular matemáticamente y con la que fue capaz de calcular la relación existente entre las partículas de masa (materia) y las partículas energéticas que las controlan.
Esta relación de la materia con la energía que la conforma es de 1:9,746 x 10 elevado a 8. Esto corresponde a alrededor de 1:1.000.000.000 partículas.
Por consiguiente, hay mil millones de veces más unidades energéticas involucradas en la formación de una sola unidad de materia (masa), de manera que ésta sea visible para nosotros en su forma materializada y podamos tomarla en nuestras manos.
¿No es curioso que los seres humanos siempre nos preocupamos solo de esa mil millonésima parte de la realidad, es decir, la materia o lo que es tangible y visible? En cambio, apenas nos preocupamos por el contenido energético muchísimo mayor que, en última instancia, contribuyó a su materialización. Este descubrimiento científico revolucionario nos muestra claramente que cada forma de materia tiene sus fuerzas de interacción energética superiores.
Viktor Schauberger (30.6.1885-25.9.1958):
«La cuestión del agua es la cuestión central para una vida pacífica y armoniosa en el planeta tierra».
Las fuentes sagradas son sagradas porque sus aguas curan. Esa es la tarea del agua. El remolineado es el único método conocido hasta la fecha que es capaz de devolver la dinámica natural al agua del grifo. El agua con estructuras complejas es conciencia pura. Por esa razón, no solo deberíamos beber agua rica en energía para estar más sanos, sino también para ser más conscientes y vivir más conscientemente.
Marion Kuprat